Buzón Ciudadano

Zaragoza, la denominación de sus calles y la necesaria participación ciudadana

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zaragoza_callesZaragoza es una ciudad de progresión constante que crece a un ritmo acelerado, abriendo calles de manera tan continuada como indiscriminada que deben ser titulares de una denominación particular.

Una gran diferencia planificadora si la comparamos con la antigua ciudad romana, donde se planificaba todo antes de construir, iniciándose con dos primeras calles principales: el Cardo, que correspondería a la calle don Jaime, y su perpendicular, del Decumano, actualmente las calles Mayor y Espoz y Mina, en cuyo cruce de ambas se organizaba el foro, siendo el Coso su límite.

En la actualidad, la capital de Aragón cuenta ya con más de 2.500 calles, avenidas y caminos honrados con nombres de científicos, artistas, religiosos, militares, ciudades, países y, claro está, políticos de todos los colores, que tienen su particular historia y, por supuesto, insaciables polémicas, como recientemente sucedió con la Ley de la Memoria Histórica.

Así, hace dos semanas, el Gobierno de Zaragoza acordó asignar diversas denominaciones a diferentes calles y espacios de la ciudad, entre las que se encuentran el andador Publico Cordón Munilla (con entrada por la calle Gastón de Bearne y salida a la altura de la interconexión con Marcelino Álvarez), el parque del Barranco (la zona verde y espacio público ubicado entre la tapia del Cementerio de Torrero y la Urbanización Parque de Venecia) o la plaza El Periódico de Aragón (situada junto a la Estación Intermodal de Zaragoza), contando siempre con el consenso político del Pleno Municipal, cuya corporación representa al conjunto de la ciudadanía.

Pero, obviando actuaciones de improvisación y la falta de planificación de un PGOU (Plan General de Ordenación Urbana) que se antoja poco eficaz, lo que resulta indignante es la modificación innecesaria de nombres de calles ya existentes que la ciudadanía adoptó suyas sin desencuentro alguno, como está ocurriendo con la reconocida avenida de Ranillas, gracias a la realización de la Exposición Internacional 2008, sustituida por el nombre del ex alcalde zaragozano José Atarés (2000-2003), tristemente fallecido en septiembre de 2013, que supondrá el traslado de Ranillas al último tramo de la actual avenida Pablo Picasso, ocasionando un grave perjuicio, máxime en estos tiempos de crisis, a los vecinos, empresas e instituciones de la zona, que tendrán que tirar a la basura su material de papelería (tarjetas, carpetas, folios con membrete, sellos, merchandising, etc.) para adaptarse a las caprichosas alteraciones provenientes del Ayuntamiento.

La conclusión debería ser sencilla: los ciudadanos deben tener la capacidad y garantías municipales para poder generar su ciudad, porque nadie mejor que éstos conoce sus necesidades. Pasear, desgastar la suela de los zapatos, permite saber qué requiere una u otra zona o hacia dónde debe expandirse la propia ciudad, siendo el consistorio quien facilite la canalización de las propuestas e iniciativas y los arquitectos municipales quienes participen, como actores principales, en su viabilidad.

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