En los últimos dos años, los zaragozanos hemos comprobado una proliferación de malas hierbas en aceras, alcorques, bancos, carriles bici o escaleras del viario público, entre otros elementos urbanísticos, que ha provocado el aumento de quejas ciudadanas a través de las redes sociales y nuestra app ciudadana “Fórmula POP”.
Una situación que se debe a un decreto del consejero de Servicios Públicos y Personal del Ayuntamiento de Zaragoza, firmado en julio de 2016 y efectivo en agosto de ese mismo año, por el que prohibía la utilización del glifosato, el herbicida más usado en el mundo y también el más polémico, así como de cualquier otro herbicida de síntesis química en los parques y zonas verdes de la ciudad.
Pero el debate sobre su uso comenzó hace unos años, a pesar de que se emplea desde hace más de sesenta, y cuya controversia sobre su uso se originó cuando la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), dependiente de la Organización Mundial para la Salud (OMS), señaló al herbicida como “probablemente cancerígeno”.
Sin embargo, dicho estudio fue desestimado, al revelar la agencia Reuters que la IARC había editado el informe a su gusto y eliminado todas las conclusiones que no encontraban vínculo alguno entre el herbicida y el cáncer, que motivo a la Unión Europea a autorizar su uso durante 5 años más, con el apoyo de 18 de los países miembro, entre ellos, Alemania y España.
Aún así, desde un primer momento, más de 150 ayuntamientos españoles prometieron no volver a usar el pesticida en sus parques y jardines, liderados por las ciudades de Madrid, Barcelona o Sevilla, que está provocando las quejas vecinales, ya que la proliferación de malas hierbas se ha convertido en un verdadero problema para la ciudad y los ciudadanos, más aún con la climatología que estamos padeciendo últimamente, con lluvias alternadas con días de sol y temperaturas muy altas, que debe solucionarse porque éstas compiten con nuestras plantas por los nutrientes o el agua de riego y pueden comprometer su salud, debido a que su presencia favorece la aparición de plagas y hongos.
Y, más allá de entrar en un debate científico e, incluso, ideológico, desde Zaragoza Ciudadana entendemos que la salud debe estar por encima de todo pero, cuando se realiza una prohibición de estas características, ésta debe estar acompañada de otras soluciones y alternativas, como la utilización de herbicidas que no perjudiquen a la salud de los ciudadanos o, en su caso, un sistema de arranque, manual o mecánico, de las malas hierbas, con todo lo que eso conlleva.