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ESCUCHA LA PUBLICACIÓNLos nuevos diseños urbanísticos de París
pretenden que los peatones disfruten, por lo menos,
del 50% del espacio público, condenando a los carriles de tráfico para vehículos.
Actualmente, la famosa
Plaza de la Bastilla es, básicamente, una isleta dedicada al tráfico, con un enorme monumento en medio de una vía llena de coches, por lo que
los peatones no tienen una manera sencilla de cruzarla a pie. Pero eso va a cambiar pronto, pues esta plaza es uno de los siete espacios importantes que la capital francesa está rediseñando para comodidad de peatones y ciclistas.
En declaraciones de Jean Macheras, delegado de París de la
Asociación de Usuarios de Transporte Francés, “los parisinos se están dando cuenta de que lo que llegaron a ser espacios admirados por todos, se han convertido en simples intersecciones”.
El cambio comenzó con la
Plaza de la República que, hasta 2013, era también una calle muy concurrida, pero ahora es una plaza repleta de gente, gracias a su arbolado y los bancos allí instalados.
Una transformación que ha resultado ser tan popular que la ciudad ha decidido seguir adelante con otros espacios.
Cada uno de los nuevos diseños da a los peatones
un mínimo del 50% del espacio de la plaza, eliminando carriles de tráfico, a pesar de que cada una de las calles es una ruta importante de la ciudad. En la
Plaza de la Bastilla, la plaza se volverá a conectar con un bordillo, por un lado, y la creación de un nuevo espacio verde para que las personas puedan disfrutar de la ciudad. Mientras, en la
Plaza de la Madeleine, los árboles marcarán un mayor espacio peatonal, a lo que se añadirá un nuevo mercado semanal.
En algunos casos,
los diseños han sido realizados en base a gran cantidad de datos de los que se ha dispuesto. Así, para modificación de la Plaza de la Nación -que tiene un poco de espacio verde, aunque rodeado de ocho carriles de tráfico-, se ha trabajado con Cisco y con una compañía llamada
Placemeter, una plataforma de inteligencia urbana, que ayuda a cuantificar la cantidad de espacio público que se utiliza, gracias a unas cámaras temporales que cuentan el número de personas de manera anónima e, incluso, son capaces de medir si las personas están caminando, van en bicicleta o están jugando a la petanca, algo muy practicado por los jubilados de la zona.
Placemeter
trabaja en la ciudad para comenzar a probar diferentes escenarios como, por ejemplo, qué sucede si las calles están cerradas en un lugar determinado durante un mes, si los bancos y sillas se ubican en diferentes lugares, o si se expanden los carriles para bicicletas.
Tal y como indica Martin Lagache, de Placemeter, «por primera vez para la ciudad de París, estamos proporcionando una herramienta dinámica que posibilita experimentar con rediseños urbanos de una manera ágil y evitando gastar millones de euros en proyectos que no han sido probados en la vida real previamente», puesto que
el rediseño formal se iniciará en 2017.
Los coches nunca podrán desaparecer por completo de las plazas o, al menos, no hasta dentro de mucho tiempo. «Es difícil imaginar un futuro en el que los coches desaparezcan por completo de París, ya que habrá un lugar para ellos como vehículos comerciales o compartidos,» afirma Macheras. «Además, el lobby automovilístico contrarresta el cebo de los coches eléctricos, que tienen tanto espacio como los coches de combustión interna”.
Sin embargo,
las plazas serán casi irreconocibles, en comparación con la situación actual. «Las plazas actuales son laberintos de grandes vehículos, con todo el ruido y la contaminación que conlleva, cuando podrían ser lugares abiertos donde se puede respirar», dice Lagache. «Si se habla con los parisinos, todos van a decir lo mismo”.
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