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ESCUCHA LA PUBLICACIÓNLa instalación de carriles bici solares de última generación permiten producir suficiente energía como para cubrir las demandas energéticas del alumbrado público de la ciudad de Krommenie en Holanda.Este mes de octubre, se cumple un año de la construcción de un interesante proyecto experimental que aúna las ventajas de la energía solar con una de las infraestructuras básicas del país para los desplazamientos urbanos de sus habitantes por la ciudad. Se trata de la instalación de un tramo experimental de 100 metros de carril bici en la ciudad de Krommenie, al norte de Holanda, que tras su inauguración, se convirtió en el primer carril bici solar del mundo.
Es muy significativo que un país pionero en crear nuevas infraestructuras al servicio de la bicicleta, esté poniendo en marcha proyectos innovadores para fomentar el uso cotidiano de este medio de transporte sostenible y, a su vez, implementar el uso de energías renovables para cubrir las demandas energéticas de las infraestructuras de alumbrado público de la ciudad e, incluso, para el uso doméstico. De hecho, los responsables confían en la rentabilidad del proyecto a largo plazo para implementar este innovador sistema de producción de energía solar para su aplicación en futuras carreteras y aceras peatonales.
TNO, la empresa holandesa responsable del proyecto SolarRoad, asegura que, con la electricidad diaria generada por este carril bici solar, se pueden cubrir las necesidades eléctricas de hasta tres casas. Evidentemente, se trata de un tramo experimental de pocos metros, pero la posibilidad de extrapolar este sistema al resto de infraestructuras del transporte en bicicleta de la ciudad, así como a todo tipo de pavimentos y revestimientos del espacio urbano, supondría una generación constante de energía suficiente para abastecer las infraestructuras públicas urbanas.
¿Cómo funciona el carril bici solar?El carril bici está formado por una serie de módulos prefabricados de hormigón de 1,5 por 2,5 metros, en cuya cara superior incorporan una banda de cristal de un centímetro de espesor, resistente a la lluvia, la nieve, el hielo e, incluso, al tráfico rodado. Además, cuenta con la seguridad de que, en caso de rotura por impacto, el material de revestimiento de las células solares se desintegra de forma similar a los parabrisas de los coches.
Debajo de esta capa de vidrio templado de seguridad se encuentran las células solares de silicio cristalino, que transformarán en energía eléctrica la luz solar, con un rendimiento anual de 50kWh por metro cuadrado. Estas células estarán conectadas a una central de almacenamiento desde la que se suministrará energía, en un principio, al alumbrado público de la ciudad.
Evidentemente, la superficie de vidrio de las placas embebidas en las placas base del carril bici estarán dotadas de una superficie antideslizante, para evitar caídas o resbalones y, más aún, en un país con una elevada humedad ambiental y promedio de lluvias anual del 77 por ciento.
Vía Think Big (imágenes de SolarRoad)Tags: carril bicienergía renovableenergía solarHolandaKrommeniemedioambienteproyectoSolarRoad