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ESCUCHA LA PUBLICACIÓNEl Parque Oliver, situado al oeste de la ciudad, es el tercer parque más extenso de Zaragoza. Con una superficie de 132.700 m², está pensado para dar respuesta a una población de unos 60.000 habitantes, no sólo residentes en el barrio Oliver, sino también en barrios colindantes, como Miralbueno o Valdefierro.
Durante los años 80, ante la aparición de diversas propuestas de destino para los terrenos que hoy ocupa el parque, la Asociación de Vecinos de Oliver “Aragón” comenzó a reivindicar un espacio verde para el barrio, consiguiendo que el Ayuntamiento realizara un proyecto en 1982. A lo largo de toda la década, los vecinos del barrio llevaron a cabo diversas movilizaciones solicitando que comenzase la construcción de un parque que no llegaba, hasta que, finalmente, en el año 1991, se iniciaron las obras con una inversión que resultó ser la mitad de lo presupuestado, por lo que el parque se inauguró en 1993 con importantes deficiencias y carencias.
Fue entonces cuando solicitaron al Servicio de Medioambiente del
Ayuntamiento de Zaragoza su colaboración para desarrollar un programa educativo que ayudase a los vecinos a considerar que se estaba construyendo algo de lo que eran protagonistas tanto el Barrio como el Ayuntamiento y que, por tanto, había que aprender a disfrutar y a respetar como algo propio. Para ello, crearon una Coordinadora formada por todos los colectivos sociales y culturales del barrio, así como técnicos municipales, con el objetivo de poner en marcha actividades que fomentasen la mejora y el cuidado del parque inacabado a través de la implicación y participación de los vecinos. En la actualidad, este objetivo se ha logrado y la experiencia continúa a través de la
Asociación Coordinadora del Parque Oliver, creada en el año 1.998.
Así pues, desde su inicio, se llevaron a cabo plantaciones de árboles y arbustos y, con posterioridad, se creó un jardín de plantas esteparias denominado “La Rocalla” y se impulsó la plantación de flores en zonas ajardinadas. Actividades, éstas, que se han ido consolidando con el paso del tiempo y que han dado paso a otras complementarias como el apadrinamiento de árboles, los talleres Cuentacuentos o las animaciones en las fiestas.
Como resultado, el Parque Oliver se ha convertido en un espacio vivido, respetado y querido por el barrio y uno de los mejor cuidados de la ciudad. Un lugar de encuentro y comunicación con la naturaleza, con los demás y con uno mismo, que no solo ha mejorado el entorno sino también la calidad de vida de los vecinos. Y es que la asistencia a un acto y la participación son cosas bien distintas, por ello es fundamental fomentar actividades en las que la población sea protagonista activa, porque cuando las personas incorporan a su vida un espacio natural, lo disfrutan y se implican en él, aprenden a cuidarlo como si fuera suyo.
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