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Las sorprendentes imágenes de este artículo, de principios del siglo XX, fueron extraídas de las sugerencias realizadas por Harvey W. Corbett, presidente de la Liga de Arquitectura de Nueva York, en 1913, que mostraban ser una expresión viva, representativas de la concepción mental del Sr. Corbett de la ciudad estadounidense que pretendía para un futuro ya pasado, la ciudad de los años 50.A diferencia de muchos otros expertos, Corbett no creía que el futuro traería la «descentralización» de nuestras grandes ciudades. Por el contrario, el largo estudio de las tendencias modernas en la planificación de la arquitectura de las ciudades, le convencieron de que nuestras ciudades se volverían cada vez más concurridas, como así ha sido. Y, frente a esta contingencia, según él, las siguientes generaciones debían empezar a planear edificios y carreteras con los ojos puestos en el problema de la movilidad de personas y vehículos.Por aquel entonces, aseguró que el tranvía y ferrocarril elevado desaparecerían y, como apuesta más innovadora, las calles constarían de cuatro o más niveles, respectivamente, para peatones, tráfico de motor lento, circulación de automóviles rápidos y trenes eléctricos, y elevando el nivel superior por encima del actual nivel de la calle.Asimismo, los edificios tendrían una altura de 750 metros o más, conteniendo oficinas y establecimientos comerciales en los pisos inferiores, ubicándose las viviendas y espacios de diversión en la parte superior. De esta manera, estos últimos tendrían aire puro.Aunque la visión de la ciudad del futuro de Corbett estaba dominada por mucha imaginación, no puede decirse que tuviera un ápice de ‘fantasía’, dado que fue originada por un hombre práctico y un arquitecto reconocido, con ideas dignas de estudio.¿Cómo hubiera sido posible vivir y viajar en esta ciudad del futuro?Las calles de la ciudad del futuro estarían divididas en cuatro niveles: el nivel superior para los peatones; el siguiente nivel para la circulación automovilística lenta; el siguiente para la circulación automovilística rápida; y el más bajo para los trenes eléctricos. Y los grandes bloques de rascacielos, con terrazas intermedias, albergarían oficinas, escuelas, casas y campos de juego en los niveles sucesivos, mientras que los techos serán utilizados como zonas de aterrizaje de aeronaves, de acuerdo con el plan del arquitecto Corbett.
Me parece que hay un claro problema con la acumulación de contaminación en los niveles más bajos que exigirían de sistemas colosales de extracción de humos. Tampoco creo que las azoteas puedan usarse para aterrizaje y despegue de medios de transporte aéreo salvo los de despegue vertical y helicópteros. Aún así con poco volumen de pasajeros pues aeronaves demasiado grandes es dudoso que los edificios pudiesen soportar adecuadamente el peso.
Efectivamente, Fernando. El arquitecto Corbett tenía una visión de la ciudad del futuro con una gran dosis de imaginación y tus apuntes así lo corroboran, teniendo en cuenta que fue realizada en el año 1913. Sí que hacía mención a la necesidad de monumentales sistemas de extracción de humos, aunque su ejecución podría ser excesivamente complicada y, quizá, poco positiva para el medioambiente.
En cualquier caso, nos encanta iniciar este debate de modelo de ciudad, para que zaragozanos y ciudadanos de cualquier parte del mundo expongamos nuestras opiniones… 🙂
¡Un abrazo!