La figura del Justicia de Aragón nació a finales del siglo XII e inicios del XIII como mediador y moderador en las pugnas y diferencias entre el rey y la nobleza de la época. Su origen lo encontramos en el justicia de la corte, que se configuró jurídicamente en las Cortes de Ejea de los Caballeros de 1265, convirtiéndose en la institución más importante y prestigiosa de la organización política del Reino de Aragón, después del rey.
Con el paso del tiempo, el Justicia se transformó en juez encargado de dirimir los conflictos entre la monarquía y los ciudadanos y, durante siglos, presidió las Cortes de Aragón en ausencia del rey, tomó juramento a los reyes de Aragón en La Seo de Zaragoza, desempeñó las funciones de un magistrado y asumió la interpretación del Derecho aragonés, defendiéndolo, como le ocurrió a Juan de Lanuza, con su vida, al ser decapitado por Felipe II tras las Alteraciones de 1591, todo hay que decirlo, con el desamparo implícito de los aragoneses.
Tras su desaparición en 1711 por medio de los Decretos de Nueva Planta, por los que Felipe V (vencedor de la Guerra de Sucesión Española) abolió las leyes e instituciones propias del Reino, la figura del Justicia reapareció en 1982 gracias al Estatuto de Autonomía, siendo amparada por la Constitución de 1978, convirtiéndose en la tercera autoridad de la Comunidad Autónoma, junto al Presidente de la Diputación General de Aragón y al presidente de las Cortes.
Y, para dar a conocer a la ciudadanía la labor que realiza diariamente esta histórica y notable institución aragonesa, hemos querido hablar con quien ejerce, desde 1998, la protección y defensa de los derechos individuales y colectivos frente a la Administración Pública, don Fernando García Vicente.
Buenos días, Fernando.
¿Podría decirnos qué significa la figura del Justicia para Aragón y para los aragoneses?
Tiene una doble identidad. El Justicia ha desempeñado un papel muy importante en la historia de Aragón y es una seña de identidad. Pero también es una institución que defiende a los aragoneses frente a la administración, que trata de resolver los problemas que los ciudadanos tienen con la administración.
Se ha hecho un gran trabajo, durante los últimos años, para acercar el Justiciazgo a los ciudadanos, ¿pero realmente conocen lo que esta institución puede hacer por ellos, por nosotros?
Bueno, todo es mejorable, pero yo creo que sí. Al Justicia, el año pasado, vinieron 8.500 personas y, si todos ellos tienen una familia detrás, quiere decir que unas 20.000 personas tuvieron un contacto directo o indirecto con la institución del Justicia. Si multiplica eso por los años que lleva aquí, verá que han pasado por esta institución unas 700.000 personas. Yo creo que es un número importante, que en pocos sitios se puede decir que ha pasado. Es una institución cercana a los ciudadanos. Por eso, además de venir ellos aquí, nosotros vamos a verlos a ellos. Cada 15 días nos vamos a una ciudad o a un pueblo de Aragón, lo anunciamos y recibimos a todo aquel que quiera venir a vernos. Y todo el mundo nos puede llamar, el número de teléfono es gratuito y recibimos a todo el mundo, sin necesidad de pedir horas ni esperar. Los recibimos en el acto.
Y también se ha realizado un esfuerzo extraordinario para difundir el Derecho Foral Aragonés, a través de cursos, publicaciones, conferencias…
Pues sí, lo hemos intentado. La verdad es que el Derecho Aragonés es una seña de identidad muy importante en Aragón. Joaquín Costa decía que Aragón se caracterizaba por el Derecho. Ésta es una tierra que, como no podía ofrecer tierras muy fértiles, ofrecía algo que se ve que es muy importante, que son los derechos y libertades. Derechos que es el Derecho y libertades que garantizaba el Justicia. Tenemos un pasado brillante y una trayectoria histórica brillante y lo que hemos intentado es mantenerla y recuperarla.
Usted es la cabeza visible de la institución, ¿pero qué nos dice de su equipo humano, que hace posible la labor diaria?
Que es importantísimo, porque la fuerza del Justicia está en dos cosas: el apoyo que le da la opinión pública, que se lo da de distinta manera, los que vienen a vernos que cuentan que les hemos tratado bien y que les hemos resuelto el problema; también lo que dicen los medios de comunicación, que difunden lo que hacemos día a día en la institución; pero, fundamentalmente, la figura del Justicia está en la fuerza de sus razonamientos. Nosotros intentamos convencer a la gente, no tenemos fuerza coactiva. Por eso, los asesores del Justicia son fundamentales. De todo lo que hago, en lo que tengo más cuidado es en la elección de los asesores que van a trabajar en la institución.
Y, siempre que tiene ocasión, recuerda que son mucho más rápidos que los tribunales y, sobre todo, que su labor de asesoramiento y actuación jurídica, más allá de la partida que se destina en los presupuestos de la Comunidad, no tiene coste adicional alguno para los ciudadanos…
Sí, nosotros somos formales pero no somos nada formalistas. Eso nos permite resolver los problemas con mucha más rapidez. Nos parecemos más a un juez inglés, en el tema formal, que a un juez español. Escuchamos a las dos partes, que es lo que se hace en el mundo anglosajón y, una vez hemos escuchado a las dos partes, decidimos. Esa es una forma rápida de resolver los conflictos. Hay muchos conflictos que resolvemos en una semana y es raro que alguno dure más de seis meses. Además, todo el que viene aquí no necesita abogado o procurador, atendemos a todo el mundo igual, aunque venga con abogado o procurador, y el coste para los ciudadanos es cero.
Y, a pesar de ello, a finales de 2013 el Gobierno de España consideró, demostrando una gran falta de conocimiento de su labor, que sería conveniente eliminar esta institución, con la excusa oficial de que era excesivamente cara y comparándola con la del Defensor del Pueblo.
Creo que en la defensa de los Derechos Humanos y los derechos y libertades no sobramos nadie, y que es bueno que haya instituciones en un país que traten de resolver las cosas, convenciendo, persuadiendo, mediando o dando ideas para que esto se haga. Todo lo que sea resolver conflictos, en un país es positivo. Aquí sobra gente que eche gasolina al fuego. Nosotros, cuando hay un problema, lo que buscamos es la solución y no tanto el culpable. Respecto al Gobierno de España, partieron de unos datos que eran falsos. El informe estaba basado en una información que no se ajustaba a la realidad. No quiero entrar a polemizar con nadie, pero no sólo se trata de poner números, que podrían ser discutibles, sino que también se trata de ver quién presta mejor un servicio. El 80% de los temas que tratamos, recibimos personalmente a la gente. Yo mismo me voy a los pueblos de Aragón, cada quince días, y es imposible que el Defensor del Pueblo haga eso. Aquí hay gente que viene con un problema para hablar con nosotros y se va con el problema resuelto. Eso, a 300 o 500 kilómetros, es imposible. Por otra parte, la institución del Justicia de Aragón es una institución conocida. Yo no conozco, no sé si hay algún pueblo en Aragón, que no tenga una plaza o una calle dedicada al Justicia de Aragón, pero nunca he visto una con el nombre del Defensor del Pueblo.
El pasado año, la institución tramitó 2.285 expedientes… ¿Nos quejamos mucho los aragoneses? ¿Y tenemos razón en hacerlo?
No, los aragoneses no se quejan mucho. Ya sabe lo que decía Baltasar Gracián, que el que no hace otra cosa que quejarse, lo único que hace es desprestigiarse, y eso los aragoneses lo tienen claro y por eso no se quejan. Siempre digo que los aragoneses, cuando se quejan, a lo mejor no tienen toda la razón, pero un poco de razón casi siempre tienen.
Desde que usted ocupa este cargo, hace ya 18 años, las cifras se han ido incrementando considerablemente. ¿A qué puede ser debido?
Creo que la institución es cada vez más conocida y que los ciudadanos confían más en nosotros. Una de las cosas que, a lo largo de estos años, hemos hecho ha sido hacer más visible al Justicia y consolidar la institución. Nos han apoyado de todos los sitios, porque hay que decir que el Justicia tiene buena acogida en todos los niveles, incluso a nivel de gobiernos o ayuntamientos, pese a que muchas veces nos toque decirles que hay algo que se podría hacer de otra manera distinta. Creo que, en el fondo, también les ayudamos. Cuando resolvemos un problema a un ciudadano, también se lo resolvemos a la administración. Y hacemos una cosa que no tiene precio, y es que escuchamos a la gente. Yo les digo a mis asesores que sea amable con todo el mundo pero, especialmente, con aquellos a los que no podemos dar la razón. Hay mucha gente que viene aquí a quejarse, no tanto de que no le han hecho caso sino de que nadie le ha escuchado. Nosotros escuchamos y les decimos cuál es nuestra opinión. Nunca garantizo a nadie que le vamos a resolver su problema, porque no depende de nosotros, pero sí les garantizo a todo el mundo que le vamos a poner voz, que lo que él dice se lo vamos a hacer llegar al consejero de tal o al presidente del Gobierno, si hace falta. Porque, a veces, en el funcionamiento normal de la administración, ellos no son conscientes de lo que está pasando y se queda por el camino.
Un dato que la gente debe conocer es que el 32% de los expedientes procedieron, el año pasado, del medio rural…
Claro, es que la gente tiene problemas en todos los sitios. A mí muchas veces me han preguntado cuál es el problema más grande que usted ha resuelto, y les digo que el más complicado es el que se acerca al tema político, tema de trasvases, financiación autonómica, esas cosas que tienen un componente político, que se ve desde el primer momento. ¿Cuál es el más importante? Pues todos son importantes, porque para el señor que tiene una tubería que pasa por delante de la puerta de su casa en el pueblo y que ésta se sale y se le ha inundado su casa, pues háblele de los grandes problemas de la Comunidad, porque él sólo piensa que se le va a caer la casa y me voy a quedar en la calle; o el niño que quiere ir a un colegio y no tiene ese colegio; o al que le duele mucho una rodilla y está en lista de espera de 18 meses para que le hagan una radiografía. Pues para ellos es su problema y para nosotros también es un problema importante, porque lo que hacemos es defenderlos a ellos.
Y otro dato más es que sólo el 13% de los expedientes (292) fueron realizados frente al Ayuntamiento de Zaragoza…
Bueno, eso es lo que dicen los datos. Nosotros nos fijamos en la realidad y no tergiversamos los datos. Unos años sale un poco más, otros un poco menos. Hay temas que han generado más quejas como, por ejemplo, el tema del tranvía o el tema de los árboles. Avisamos que había que tener cuidado con el tema de los árboles y no nos hicieron mucho caso, y se han muerto bastantes árboles pero no será porque no lo dijéramos. También llevamos mucho tiempo hablando de los ruidos, que la gente tiene derecho a divertirse y a ganar dinero los empresarios, pero otros también tienen derecho a descansar y, cuando entra en colisión el derecho a descansar con el derecho a divertirse, hay un derecho preferente. Y ahí hemos estado peleando y creo que se han conseguido bastantes avances, aunque todavía queda por hacer, porque hay cosas que, a base de leyes, no se pueden resolver. Más que cambiar las leyes, hay que cambiar las mentalidades y la mentalidad es mucho más difícil de cambiar.
Además, es importante recordar que también puede actuar de oficio. No en vano, en 2015 se investigaron hasta 240 asuntos, el doble que el año pasado. ¿Por qué este aumento de expedientes iniciados de oficio?
No nos fijamos en las estadísticas. Actuamos cuando vemos un problema y nadie lo aborda. A mí me cuentan cosas por la calle y les digo que vengan a decírnoslo, y ya dicen “uy, es que no…”. Pero si a mí me parece que el tema es razonable, lo hablo con los asesores y miramos si merece la pena. Pero también yo abro expedientes de lo que veo, soy un ciudadano más. Por ejemplo, me he subido en el tranvía un Domingo de Ramos y estaba a rebosar, era peligroso ir en el tranvía, y había niños, personas mayores, mujeres embarazadas y momentos de histeria. Y, cuando llegué al final de la parada, pregunté a unos inspectores y me dijeron que no era la única vez, que también ocurre en junto a los grandes almacenes o cuando hay espectáculos, esto es relativamente frecuente, porque los horarios del tranvía pasaban cada 10-15 minutos. Entonces les dije que no les iba a pedir información, porque lo he visto yo mismo. Se lo dije al Ayuntamiento anterior y la verdad es que no me hicieron mucho caso pero, con este alcalde, sí nos ha hecho caso y han bajado las frecuencias, por lo menos, esos días.
Lo que resulta más preocupante es que, de acuerdo con la distribución de materias de los expedientes de los últimos años, el mayor número de quejas estén directamente relacionadas con nuestro estado del bienestar, como son la educación, la sanidad o los servicios sociales…
Claro, es que es la realidad de lo que está pasando. Cuando hay una crisis económica, hay gente que se encuentra en paro y pide ayudas que llegan o no llegan. Nosotros reflejamos los problemas que hay. Preguntando a 1.000 personas cuál va a ser el resultado de las elecciones, más o menos se sabe. Y aquí llevamos a las Cortes lo que nos han dicho 8.500 personas, y esos son los problemas que realmente tiene la gente. Luego hay temas que se mueven en el ámbito teórico político, pero los problemas que tiene la gente son los nuestros. Y si hay más paro, si hay más gente que no encuentran trabajo o que, cuando encuentran trabajo, trabajan muchas horas con una retribuciones insuficientes, nosotros lo detectamos y, entonces, nos dirigimos a la administración para decirle que hay un problema y nos parece que una solución sería tal o cual otra, ¿qué opinan? Y ahí estamos…
¿Qué ocurre en la administración para que el sector funcionarial sea uno de sus principales usuarios?
Sí, es lógico. Los funcionarios tienen contacto con nosotros a través de los expedientes que tramitamos. Si ven que nosotros resolvemos los asuntos rápidamente y con coste cero, son los primeros en venir. También es verdad que estos años la conservación de los puestos de trabajo ha sido un tema que ha estado muy complicado y, cuando había concursos, traslados o cursos de acceso para plazas de interinos, la gente lo ha peleado con una grandísima intensidad. Y es lógico, porque el trabajo te produce la inserción social y la no exclusión social.
Lo que resultará más curioso a la ciudadanía, viendo los datos estadísticos del año pasado, es que también recogen quejas de ciudadanos residentes en otras comunidades autónomas, con Cataluña a la cabeza con 27 quejas, e, incluso, en países como Francia o Argentina…
Sí, responden a la realidad. Si un aragonés se va a Cataluña en verano y no le dan el Sintrón, que es un caso concreto, viene aquí a decirnos que quiere que en Cataluña lo den. En ese caso intervinimos y le dieron el Sintrón. Y hay otras personas que se quejan del tema de los bienes. Y, con países extranjeros, responde, por ejemplo, a que un aragonés se va a trabajar a Alemania una serie de años y, a la vuelta, cuando se jubila, pide la jubilación en Alemania y, si tiene alguna dificultad, nos lo comenta y nosotros lo trasladamos al Defensor del Pueblo para que hable con el gobierno alemán para que se agilice aquello.
La mayoría de los ciudadanos sigue eligiendo, como medio para presentar una queja, la visita personal, es decir, acercar la documentación a este precioso Palacio de Armijo, en el caso de los zaragozanos. Pero, cada año que pasa, se recortan distancias con las recibidas a través del correo electrónico o la página web. Se pueden sacar muchas conclusiones de estos datos, ¿no?
Bueno, el que quiere venir a vernos, nos puede venir a ver. Y el que quiera ir a Huesca y a Teruel, también cuando quiera. También nosotros nos desplazamos por las comarcas, porque yo he visitado todas las comarcas, algunas de ellas cuatro veces y otras sólo una. Es decir, damos facilidades para que la gente se acerque a nosotros. También hay quien prefiere ponerse en contacto con nosotros por Internet, porque viven en un pueblecito de Aragón o porque lo prefiere esa vía, pues también le atendemos. Las quejas que vienen a vernos son muchas veces más meditadas, mientras las quejas por Internet, a veces, son un calentón.
Como sabe, desde Zaragoza Ciudadana también trabajamos para fomentar la participación y la involucración de la ciudadanía, a través de nuestra Fórmula POP, un acrónimo de Pasear, Observar y Proponer, con la que recogemos anualmente alrededor de 500 denuncias y propuestas ciudadanas para hacer de Zaragoza una ciudad más limpia, innovadora, social, tecnológica y accesible, apoyándonos también en su institución frente a las administraciones públicas.
Estos datos evidencian el activismo de los zaragozanos. Sin embargo, de acuerdo con el informe anual y nuestra propia experiencia, hay un importante número de expedientes que no obtienen respuesta de las administraciones. ¿Cómo calificaría la colaboración de las instituciones, tales como el Ayuntamiento de Zaragoza o el Gobierno de Aragón, con el Justicia?
Bueno, antes de nada, yo también paseo por Zaragoza, y este fin de semana he hecho 27 kilómetros por la ciudad. Yo también voy, veo a la gente, me paran por la calle y me cuentan cosas. Hoy he venido a las 8 de la mañana andando y me iré a las 8 de la tarde, también andando, y seguro que hay alguien que me para. A algunos los conozco y a otros no. La colaboración con el Justicia es, generalmente, buena. Pasan varias cosas, que a veces no nos contestan porque no les interesa enfrentarse con el Justicia, porque enfrentarse con el Justicia no es rentable ni jurídica ni políticamente, porque generalmente las cosas no les van bien; lo otro es porque, en ocasiones, les planteamos cuestiones que son muy complicadas y no saben cómo resolverlas, sobre todo, en pequeños ayuntamientos, que es donde nos dejan de contestar más, y porque hay también enfrentamientos personales y el alcalde es uno más en el pueblo, y no se quiere involucrar en ponerse a favor de uno u otro; y también hay ocasiones en las que no nos contestan porque se cansan, porque cuando llega un nuevo gobierno nos contestan más pero, al cabo del tiempo, cuando un funcionario ha recibido cuarenta quejas del Justicia sobre un tema, alguno dice que qué pesado, y no nos contesta. Pero bueno, estamos ahí resolviendo los problemas y lo que nos da más pena es cuando no nos contestan, porque es un desprecio hacia el ciudadano, no hacia nosotros que nunca hacemos de esto una cuestión personal, pero al ciudadano, en el fondo, que tiene un problema, viene aquí y le damos la razón, que ni siquiera contesten, pues el ciudadano piensa que todo esto para qué sirve.
Es evidente que la colaboración de las instituciones es fundamental pero, como casi todo en la vida, nada hay más importante que los resultados. Y queremos parafrasear a uno de sus escritorio favoritos, también nuestro, como es Baltasar Gracián, quien, en “Oráculo manual y arte de prudencia”, dijo sobre la realidad y el modo que “No basta la substancia, requiérese también la circunstancia. Todo lo gasta un mal modo, hasta la justicia y razón. El bueno todo lo suple: dora el no, endulça la verdad y afeita la misma vejez”. ¿Suele ser valiosa y eficaz la colaboración entre instituciones?
Creo que es muy eficaz. Cuando hay un problema, lo que hay que hacer es resolverlo, hablar. Yo se lo he dicho muchas veces que, cuando pidamos información, que nos den información. Contra más parcial o escasa es la información, más fácil es que nos equivoquemos. Hay muchas cosas que se pueden resolver, total o parcialmente. A veces, lo óptimo es enemigo de lo bueno, pero hay que buscar lo bueno y después lo óptimo. Hay cosas que… He hablado con el consejero de Sanidad sobre la lista de espera, que es muy complicado, pero le he dicho que si no le podían decir, si espera una operación, que le van a operar dentro de cuatro meses, porque no produce la misma angustia levantarse todos los días sin saber si te van a operar el día siguiente que pensar que hasta dentro de cuatro meses no van a operarme. Yo soy usuario de la Seguridad Social y voy a las consultas a que me vean cada equis tiempo con carácter preventivo, y veo que, cada diez que llaman, hay dos que no acuden. Y le dije al consejero que por qué no se pone un sistema eficaz, porque el actual está siempre comunicando, para que la gente pueda avisar de que no puede ir, o por qué no se les llama veinticuatro horas antes, como en las consultas privadas, para recordárselo; porque cuando pasan tres o cuatro meses, a unos se les ha olvidado, otros se han muerto… Y sólo con eso mejoraríamos algo la eficiencia. Pero hay cosas que no son cuestión de dinero, como cuando un niño está enfermo y le pedimos al Gobierno que dejen estar a sus padres al lado, y eso no vale dinero y, sin embargo, mejora mucho la calidad del servicio que se está prestando.
¿Cree que es necesaria alguna reforma para hacer del Justicia de Aragón una institución más eficaz y eficiente? Por ejemplo, publicar íntegramente las resoluciones en el Boletín Oficial de Aragón o dando publicidad a los casos de falta de colaboración por parte de la administración…
Creo que lo más importante es la mentalidad. Hace relativamente poco, me invitó el embajador de España en Suecia y estuve con la Ombudsman sueca, que es el paradigma de los defensores del pueblo modernos, y le pregunté que qué hacía cuando no le contestan, y me contestó que el año pasado le contestaron todos menos dos. Es un problema de mentalidad, porque no hay ley que te garantice que te deban contestar, como no hay ley que garantice que no va a haber nada de corrupción ni nada de dependencia de los tribunales. ¿Se pueden hacer cosas? Sí. Por ejemplo, cuando plantearon modificar las leyes del reglamento de las Cortes, les dije que una cosa que debía ser obligatoria es que haya una comparecencia del Justicia todos los años para explicar quién no le había contestado y qué asuntos, porque si voy una vez allí y me dan 40 minutos, lo que no puedo es utilizar 20 minutos a explicar quién no ha contestado y a qué. Nosotros fuimos pioneros, algo que ya han comenzado a hacer otros defensores del pueblo, que es que cuando dictamos una resolución, damos una semana y la colgamos en la página web. Lo hicimos los primeros y causó una cierta revolución, pero hoy se ha generalizado. Y, a veces, el político ve al Justicia con algo de recelo y hubo un año que nos citaron para defender el informe que habíamos hecho del año anterior, el 30 de diciembre, porque cuanto más tiempo pasa menos actualidad tiene. Y, para evitar ese problema, lo colgamos en la página web, porque nuestro apoyo está en la opinión pública y les damos acceso a lo que estamos haciendo, y para nosotros ha sido un apoyo muy importante.
Para terminar, hemos propuesto a los zaragozanos que nos remitan alguna pregunta para usted, y hemos escogido las tres que nos han parecido más atractivas para el interés general y que os invitamos a escuchar.